Ya hablé sobre las causas que acarrearon la necesidad de organizar la siniestra jugada que he bautizado como “Operación Escarcha”. Sudáfrica 2010 sin Argentina no es negocio, así que para asegurar su ingreso, hay que poner toda la carne al asador. Esto es, Frioman outside. Pero por otro lado, sin Tristelme, muchos socios económicos de las oficinas de la calle Viamonte verían perjudicados sus negocios. No sea cosa que enojados, quiten el apoyo al establishment dirigencial actual. Así que para el Mundial, Frioman inside.
¿Cómo lograr este difícil objetivo? La maniobra consta de muchos pasos, algunos ya realizados con una perfección maestra. Uno de esos fue la asignación de un nuevo Director Técnico. Con el lisonjero del Cocometa echado cual rata, se abrió el interrogante de quien debería sucederlo en el cargo.
El aspirante ideal para el cargo debería reunir entonces tres cualidades. Primero y antes que nada, la personalidad suficiente como para poder enfrentarse, en caso de ser necesario, al 10 de la Triste Figura. Segundo, contar a nivel nacional con tantos acólitos o más que el Capitán Frío. Tercero y por último, ser muy respetado por los tristelmistas. Además, serían también necesarias otras condiciones futbolísticas que posibiliten la tarea de conducir al Equipo Nacional. Sin dudas, una sola persona reunía estas condiciones, especialmente las tres primeras: El Diego.
Así este querido jugador, campeón heróico en México, miembro estable del Olimpo futbolero universal, se convirtió a finales del 2008, en el Hombre de la Selección. No tenía una tarea fácil, pero si le sobraba material. El nuevo DT empezó a trabajar en lo que mejor sabe hacer, que es levantarle la moral a sus jugadores. Comenzó a tratar con el grupo, a ser parte del mismo y a delinear su futuro equipo.
Desde el primer affaire con sus jugadores, era evidente que algo pasaba entre Diego y Friomán. ¿Cómo podía ser, si siempre el exquisito jugador de Fiorito había repartido elogios al 10 de la Triste Figura? Hay un dato evidente. Desde aquel partido con Escocia, el plantel le hizo saber a su nuevo DT que no querían al siempre malhumorado y camarillero de Tristelme. El Diego entonces, haciendo eco de su importante personalidad, accedió darle el gusto a sus muchachos.
El primer paso estaba dado. El nuevo DT había decidido al hablar con sus jugadores, no llamar más al 10 de la Triste Figura. Teniendo en cuenta el antecedente de serruchapisos que algunos jugadores del plantel atesoraban, era previsible imaginar que estos le pedirían a Diego marginar a Friomán del plantel Celeste y Blanco.
El paso consecuente fue la renuncia del orgulloso Tristelme, vía un importante noticiero. Señores ¿Desde cuando un jugador renuncia a un equipo vía noticiero? Claro está: desde Friomán. Una película repetida, como la de la mami preocupada de hacía unos años.
Los daños colaterales fueron importantes. Aunque la patria futbolera se mostrós satisfecha, harta del futbol cansino de Tristelme, la hinchada más populosa del país salió a defender a su ídolo. Seguramente y cegados por el fanatísmo, no comprendían que el rendimiento de ese jugador en la Selección no era el mismo que en su equipo. Pero más allá del enfrentamiento Boca-Selección, todo marchaba bien.
Contra Venezuela las recaudaciones fueron gigantezcas y el equipo ilusionó. La salida de Friomán (elegante, ya que fue el quien decidió no volver al equipo) estaba consumada por lo menos, para el resto de las Eliminatorias. En la calle Viamonte sonreían. Toda había sucedido como era previsible de acuerdo a sus manejos. Ya habría tiempo y pretextos para que en un futuro no tan lejano, la 10 vuelva a tener una figura triste. Muy triste.
¿Cómo lograr este difícil objetivo? La maniobra consta de muchos pasos, algunos ya realizados con una perfección maestra. Uno de esos fue la asignación de un nuevo Director Técnico. Con el lisonjero del Cocometa echado cual rata, se abrió el interrogante de quien debería sucederlo en el cargo.
El aspirante ideal para el cargo debería reunir entonces tres cualidades. Primero y antes que nada, la personalidad suficiente como para poder enfrentarse, en caso de ser necesario, al 10 de la Triste Figura. Segundo, contar a nivel nacional con tantos acólitos o más que el Capitán Frío. Tercero y por último, ser muy respetado por los tristelmistas. Además, serían también necesarias otras condiciones futbolísticas que posibiliten la tarea de conducir al Equipo Nacional. Sin dudas, una sola persona reunía estas condiciones, especialmente las tres primeras: El Diego.
Así este querido jugador, campeón heróico en México, miembro estable del Olimpo futbolero universal, se convirtió a finales del 2008, en el Hombre de la Selección. No tenía una tarea fácil, pero si le sobraba material. El nuevo DT empezó a trabajar en lo que mejor sabe hacer, que es levantarle la moral a sus jugadores. Comenzó a tratar con el grupo, a ser parte del mismo y a delinear su futuro equipo.
Desde el primer affaire con sus jugadores, era evidente que algo pasaba entre Diego y Friomán. ¿Cómo podía ser, si siempre el exquisito jugador de Fiorito había repartido elogios al 10 de la Triste Figura? Hay un dato evidente. Desde aquel partido con Escocia, el plantel le hizo saber a su nuevo DT que no querían al siempre malhumorado y camarillero de Tristelme. El Diego entonces, haciendo eco de su importante personalidad, accedió darle el gusto a sus muchachos.
El primer paso estaba dado. El nuevo DT había decidido al hablar con sus jugadores, no llamar más al 10 de la Triste Figura. Teniendo en cuenta el antecedente de serruchapisos que algunos jugadores del plantel atesoraban, era previsible imaginar que estos le pedirían a Diego marginar a Friomán del plantel Celeste y Blanco.
El paso consecuente fue la renuncia del orgulloso Tristelme, vía un importante noticiero. Señores ¿Desde cuando un jugador renuncia a un equipo vía noticiero? Claro está: desde Friomán. Una película repetida, como la de la mami preocupada de hacía unos años.
Los daños colaterales fueron importantes. Aunque la patria futbolera se mostrós satisfecha, harta del futbol cansino de Tristelme, la hinchada más populosa del país salió a defender a su ídolo. Seguramente y cegados por el fanatísmo, no comprendían que el rendimiento de ese jugador en la Selección no era el mismo que en su equipo. Pero más allá del enfrentamiento Boca-Selección, todo marchaba bien.
Contra Venezuela las recaudaciones fueron gigantezcas y el equipo ilusionó. La salida de Friomán (elegante, ya que fue el quien decidió no volver al equipo) estaba consumada por lo menos, para el resto de las Eliminatorias. En la calle Viamonte sonreían. Toda había sucedido como era previsible de acuerdo a sus manejos. Ya habría tiempo y pretextos para que en un futuro no tan lejano, la 10 vuelva a tener una figura triste. Muy triste.