sábado, 28 de marzo de 2009

Un paso atrás, para luego avanzar dos

En el post pasado anuncié el surgimiento de la nefasta “Operación Escarcha”, movilizada por ciertos sectores empresariales y dirigenciales para promover el retorno del Capitán Frío a la Selección. Ahora describiré el génesis de toda esta maniobra, que según puedo ver, a partir de los hechos que se suceden día a día, se gesta incluso mucho antes de la renuncia del 10 de la Triste Figura al Combinado Nacional. Hagamos memoria.

Luego del retorno de Tristelme a la Selección, allá en Venezuela 2007, tuvieron espacio las primeras fechas de las eliminatorias mundialistas. Fueron al entender de muchos, dos de los encuentros más accesibles de todo el calendario. Hablo de la primer fecha contra Chile en Buenos Aires, y luego el enfrentamiento en la tercer jornada ante la temible (para sus propios hinchas) Bolivia, también en el Monumental. Ante esos rivales cómodos, Tristelme hizo gala de su precisa pegada y se consagró héroe de ambas victorias. En el medio, sin embargo se pudo presagiar lo que en verdad sucedía.

La visita a Venezuela por la segunda fecha ante la “Vinotinto” obtuvo tres puntos que fueron demasiado premio. La Selección jugó al ritmo cansino de Tristelme, aprobado condescendientemente por el lisonjero Director Técnico. Ganó de esta manera, ajustada y mezquina, tres unidades que en el verde césped nunca mereció. No sucedió lo mismo en la cuarta fecha, cuando Argentina visitó a Colombia y ante un desempeño similar, esta vez se trajo en el avión una lógica derrota. Los encuentros ante Ecuador, Paraguay, Brasil y Perú fueron dejando en evidencia, que el sistema y el nivel de juego no eran los suficientes como para asegurar pasaportes a Sudáfrica.

Para colmo de males, la sub-23 de Batista fue oro los Juegos Olimpicos de Beijing. Si bien Tristelme jugó en ese equipo, estuvo a la vista de todos que practicamente no participaba del juego. La pelota pasaba velozmente por el mediocampo, de posiciones defensivas a ofensivas. El sistema mezquino de tener la pelota hasta que el rival se equivoque, quedaba completamente desprestigiado.

A finales de 2008, la balanza entre el buen juego y el rédito comercial que funciona en las oficinas de Viamonte, comenzó a desnivelarse peligrosamente. Desde 2004 y la llegada del jugador más marketinero del ámbito local, el Seleccionado había sufrido una merma futbolística importante, pero poco preocupaba porque el ingreso a Alemania 2006 jamás corrió riesgos. Pero esta vez ya no existía ningún colchón de puntos tranquilizador. Un nuevo tropezón y la presencia albiceleste en el Mundial sudafricano correría riesgos.

Surge de esta época un dilema que seguramente les habrá costado varias horas de sueño a los hombres de la calle Viamonte. ¿Cómo hacer para que Argentina llegue al Mundial sin perder ventas a nivel local? Una cosa era evidente: con el equipo jugando al ritmo de Friomán, tal vez no habría siquiera Mundial. Algo imperdonable, especialmente para la FIFA ¿O acaso creen que la Celeste y Blanca sólo posee hinchas en su país? Argentina afuera de Sudafrica 2010 es desde todos los puntos de vista, un pésimo negocio.

Evitando desagradar a los dueños de la pelota mundial, a los sponsors, y por último (lamentablemente) a los hinchas argentinos, en Viamonte decidieron que la prioridad era mejorar el juego. Cómo consecuencia, Tristelme por lo menos debería dejar de ser la manija del equipo. Pero esto no era una desición tan simple de tomar como parece.

En el ámbito local, existen empresas muy relacionadas a la gente de la calle Viamonte que tienen intereses financieros puestos en este jugador. ¿Cómo harían estos dirigentes para decirle a sus socios comerciales, que debían quitar a su estrella para clasificar al Mundial? ¿Cómo decirles que todas las neuronas y esfuerzos financieros sobrehumanos al servicio de moldear la opinión pública, deberían ser ahora arrojados a la basura?

La muñeca dirigencial del “Padrino” haría entonces una de sus tantas conocidas movidas. Quitaría primero a Tristelme del equipo para que el Combinado Nacional aumente su nivel de juego, alcance la clasificación al Mundial y entonces Friomán pueda retornar al seleccionado para jugar ese torneo. Esto ya se hizo en el experimento de la Copa América de Venezuela 2007. ¿Por qué no repetir algo que ya funcionó? Argentina clasificaría a Sudáfrica 2010 y lo jugaría con Tristelme de 10. Desde Zurich hasta los multimedios deportivos nacionales, todos satisfechos.

Esto es lo que yo denomino “Operación Escarcha: el retorno del Capitán Frío”. Esta operación, completamente en marcha, tiene analogías con muchos sucesos del pasado. Por eso es tan evidente. Pero lo más llamativo es que, ya en estos momentos, hay clarísimas evidencias de que está en funcionamiento. En los próximos posteos, iré analizando los diversos pasos que confirman esta hipótesis. Pero esten alertas, porque muchos sucesos relacionados a esta maniobra están por acontecer en poco tiempo.

Antes de despedirme, quisiera aclarar algo alentador para los que vemos fútbol más allá de las mentiras mediáticas. Como todas estas maniobras dentro de este ambiente, existe la posibilidad de que fracase rotundamente. La más fácil de imaginar, y ojalá no suceda, es que Argentina no clasifique a Sudáfrica. Sin Argentina en el Mundial, es imposible que Tristelme retorne. Sin embargo hay otras posibilidades no tan alocadas ni tan trágicas, que bien pueden regalarnos a los amantes del fútbol, un hermoso mundial sin el 10 de la Triste Figura. Que así sea.


Un cálido abrazo futbolero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

VOLVIO

LA ALEGRIA A LA SELECCION ARGENTINA

SUFRAN, TRISTELMISTAS, SUFRAN!!!