domingo, 24 de febrero de 2008

Un partido común.

El de hoy ha sido un partido típico en la tarde sanjuanina. Los locales recibían al Boca de Tristelme con la esperanza de sumar tres puntos y seguir en el lote de los punteros, pero por sobre todas las cosas, engrosar su magro promedio. Mientras tanto el equipo de la ribera llegaba al oeste con la obligación de -como siempre- ganar y prenderse en la lucha del campeonato.

En un partido discreto y chato, la visita se valió de la siempre seca pólvora de Palermo para imponerse dos tantos contra cero. Para la estadística quedarán la expulsión de Gómez en San Martín, un tiro en el travesaño de Décima o los tres puntos que se llevó Boca. Pero lo que importa en este sitio es la actuación triste de (valga la redundancia) Tristelme.

Siendo el enganche del equipo, teniendo la responsabilidad de armar el juego ofensivo e incluso de ponerse al mismo al hombro, una vez mas JR no cumplió con las espectatívas. Analicemos los hechos.

-Fue el tradicional partido donde el rival intentó apretarlo levemente y eso fue suficiente para que deje de lado su agresividad en el juego. Con una marca que no podría llamarse de ningún modo intensiva, San Martín logró que Boca pierda a su "timón" ofensivo. Las ofensivas de los xeneises pasaron a manos de los peligrosos Palacio y Palermo (cumplió una labor de pivot interesante a partir de la intrascendencia del 10), y las colaboraciones del resto de los volantes.

-Tristelme dependió del resto de sus compañeros de manera abrumadora. Muchas veces escuchamos la frase que indica que Román es el estratega y que gracias a su "magia" el resto del equipo juega. Este no fue el caso. Este muchacho estuvo oculto, sin hacer casi nada importante para el equipo (salvando algunos pases tibios en el medio que cambiaban el ritmo para hacerlo más monótono) durante el primer tiempo, ya sea empatando o ganando uno a cero. Recién cuando Boca marcó el segundo tanto, se soltó un poco e intentó florearse. Típico de JR. Podemos afirmar sin miedo que su actuación pudo ser considerada solamente intrascendente y no contraproducente contra el equipo, gracias a la correcta performance de alguno de sus compañeros.

- ¿Hasta cuando va a seguir intentando patear los corners para hacer un gol olímpico? Hacerlo de vez en cuando para tomar desprevenido a sus rivales (y aprovechando su muy buena pegada) sería una excelente desición. En cambio practicarlo repetidas veces durante un mismo partido deja de ser sorpresivo y pasa a convertirse en una estupidez anunciada. Más aún, patear el 90% de los corners de esta manera ya es directamente una falta de respeto a sus compañeros, cuerpo técnico, dirigentes, socios, simpatizantes y aficionados boquenses.

Entonces ¿Cómo podríamos calificar la actuación de Tristelme? Sencillamente como trivial. Porque su poca participación en el juego no ayudo a que Boca gané, pero tampoco hizo que su equipo deje de hacerlo. Surgen entonces otras preguntas ¿Puede un jugador tan mentado como Tristelme, al cual se le da el manejo del plantel, aparte de una credencial vitalicia a la titularidad indiscutida en Boca Jrs. y en la Selección, tener actuaciones triviales? ¿Puede un jugador que solamente tiene responsabilidades en el armado del juego ofensivo y a la vez nula injerencia en los aspectos defensivos del juego, desaparecer del juego sin aportar nada trascendente?

Sinceramente yo creo que si. Los jugadores son humanos y no son infalibles. El gran problema surge cuando a este jugador se le adjudican dotes sobrenaturales y por ende estas actuaciones triviales nos hacen ruido. Si fuese el semidios del fútbol que muchas coorporaciones mediáticas intentan hacernos creer, esta actuación sería inaceptable, magra, latosa. Tristelme se empecina domingo a domingo en demostrarnos lo normal que es, pero sin embargo debemos soportar explicaciones que rozan con lo parapsicológico acerca de sus condiciones para jugar este deporte.

Por eso, llegando a la conclusión de este comentario, debemos remitirnos a los hechos que se mostraron en la cancha, ese sitio mágico en donde tiene lugar este deporte y que no sabe de mentiras cobardes. Lugar en donde Tristelme demuestra con sus actuaciones prototipo, que está muy lejos de ser la figura de Boca Jrs. y mucho menos, de vestir la gloriosa (¡¡gloriosísima carajo!!) "Celeste y Blanca".

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